Mañana, martes 17 de marzo, se celebra el 526 aniversario del Milagro de la Lágrima. Los actos previstos en el Monasterio de la Santa Faz para conmemorar el Milagro de la lágrima, darán comienzo a las 11:00 horas con una eucaristía en el camarín de la Santa Faz (lugar donde ocurrió el milagro). Por la tarde, a las 17:00 horas, habrá rezo del Santo Rosario de la Misericordia y adoración eucarística. Y, seguidamente, a las 19:00 horas, Santa Misa.
            Esta celebración ha coincidido este año con el anuncio que el Papa Francisco ha hecho el pasado viernes de convocar, para toda la Iglesia universal, un Jubileo extraordinario que tenga como centro la misericordia de Dios. Un Año Santo de la Misericordia.
            Dice el Papa: «queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: “Sed misericordiosos como el Padre” (Cf. Lc 6, 36)». Comenzará el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción y se concluirá el 20 de noviembre del 2016, domingo de Jesucristo Rey del universo, «rostro vivo de la misericordia del Padre».
            Con una gran alegría ha sido recibida esta noticia en el lugar donde, desde hace más de quinientos años, se venera el Rostro de Jesús y se suplica: ¡Faz divina! ¡Misericordia!
EL MILAGRO DE LA LÁGRIMA
El “Milagro de la Lágrima” se remonta al 17 de marzo de 1489 en el barranco de Lloixa, a caballo entre las localidades de Sant Joan y Alicante, donde se asienta el actual caserío. Justo en la madrugada de ese 17 de marzo se iniciaba una peregrinación debido a una sequía terrible que azotaba a la huerta y la ciudad. Según explican las crónicas «al llegar al pequeño barranco de Lloixa, el portador de la Santa Faz, el fraile Villafranca, sintió tal peso en los brazos que no pudo tenerlos en alto, y quedando sin movimiento en los pies, empezó a dar voces de ‘¡Socorro!’. Paró la procesión con esta novedad, y mientras la gente rodeaba asustada la Sagrada Imagen, vieron todos que del ojo derecho de la reliquia salía una lágrima que, corriendo hasta la mejilla, se paró en ella y creció de manera que no sólo los circundantes, más aún los que se hallaban apartados, la pudieron ver». Se iniciaba así una devoción de 526 años.