“Hermanos, con la apertura de la Puerta Santa o Puerta de la Misericordia, se abre ante nosotros un año de gracia, un año en el que somos llamados a vivir una intensa renovación personal y eclesial, fruto de acercarnos a la Misericordia de Dios y de hacernos, por obra de su gracia, signos vivos de su misericordia para cuantos nos rodean”.  Con estas palabras el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, monseñor Jesús Murgui, ha inaugurado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, convocado por el papa Francisco. Y lo ha hecho con tres emotivas, y muy solemnes ceremonias, con las que ha abierto las puertas santas de la Concatedral de San Nicolás de Alicante, la iglesia de la Santa Faz y la Catedral de Orihuela. Tres templos que son ya lugares jubilares y a los que hay que sumar las cinco capillas de adoración perpetua distribuidas en cada una de las vicarías que componen esta Diócesis (Orihuela, Alicante, Elche, Elda y Benidorm).

“Además de encaminarnos hacia los lugares jubilares, además de vivir las condiciones para ganar las gracias de las Indulgencias que el Jubileo nos ofrece, experimentando la misericordia de Dios sobre cada uno de nosotros, descubriendo que no es una idea abstracta, sino un amor concreto que cada uno puede experimentar en sí mismo; además, todos deberíamos experimentar la vivencia y la práctica de las obras de misericordia, así como la celebración del sacramento de la penitencia, el gran sacramento de la misericordia. No podremos crecer espiritualmente ni ser auténticos misioneros, sino descubrimos, y dejamos curar, nuestras incongruencias y pecados en las relaciones con Dios y con los hermanos, y si no avanzamos en la práctica del mandamiento del amor con nuestros semejantes” afirmó el obispo diocesano en estas ceremonias.

En esta línea pidió “abrir la mente y el corazón a las nuevas pobrezas”. Entre las que destacó la soledad, la desorientación, la angustia, la desesperanza y el sufrimiento en las relaciones familiares, en las exclusiones de todo tipo y las carencias económicas y de acogida de quienes sufren fuera de su tierra. “Seamos conscientes de que junto a Cáritas y otras instituciones, podemos seguir abriendo caminos de servicio a las diversas pobrezas, con gestos y compromisos que sean impulsados en este Año Jubilar, en el que como nos recuerda el Santo Padre debemos practicar las obras de misericordia, espirituales y corporales” añadió monseñor Murgui.

«¡Faz divina! ¡Misericordia!»

Se abre así un intenso año jubilar en el que se van a potenciar al máximo las obras de misericordia desde todos los ámbitos diocesanos. En esta Diócesis adquiere además un cariz especial al ser el único lugar en la Iglesia donde, desde hace más de 500 años, se venera el Rostro de Jesucristo, la Santa Faz, meta de más de 300.000 peregrinos anuales que tienen como lema: «¡Faz divina! ¡Misericordia!». Alrededor del relicario de la Santa Faz han surgido diversas instituciones de ayuda a los necesitados: Centro para discapacitados adultos “San Rafael”, Sanatorio psiquiátrico, Hospital universitario, Instituto Alicantino de la Familia, grupo de pastoral para personas sin hogar… Toda una corriente de misericordia que fluye desde la Santa Faz.

 

PARA VIVIR Y OBTENER LA INDULGENCIA JUBILAR EN LA DIÓCESIS

1.- Realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa (Catedral, Concatedral e iglesia de la Santa Faz).

2.- Visita a las Capillas Jubilares de la Adoración Perpetua

 

-Confesión sacramental

-Recibir la sagrada Comunión

-Orar por las intenciones del Papa

-Recitar el símbolo de la fe (Credo)