REFLEXIÓN EN TORNO A LA CRISIS, DESDE LAS VÍCTIMAS

El sábado 21 de febrero de 2009, se ha celebrado en Elche, en la parroquia de San Antonio Abad, el Encuentro Diocesano de Trabajadores Cristianos, que se celebra anualmente, organizado por el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera, con el título “Reflexión en torno a la crisis, desde las víctimas”.
Unas cien personas de diversas parroquias de la diócesis y de los movimientos apostólicos: Hermandad Obrera de Acción Católica –HOAC-, Juventud Obrera Cristiana –JOC-, Mujeres Trabajadoras Cristianas –MTC-, y Religiosas y Religiosos en barrios, acompañados por el Vicario de Zona, el Consiliario de Movimientos de Acción Católica y el Delegado Diocesano de Laicos, se han interrogado y han profundizado sobre la crisis económica, sus causas y sus consecuencias.
En un primer momento, Dionís Penyarroja, director de Cáritas Interparroquial de Elche, y componente de la Escuela de Formación de la HOAC, ha analizado en su exposición el por qué de la crisis, cómo ha sido su desarrollo, cómo y a quiénes ha afectado en nuestro país y en nuestra diócesis, y quiénes son las auténticas víctimas de la crisis.
En este sentido, ha señalado que la crisis ha ahogado económicamente a muchas familias y personas, siendo los parados y aquellos que tienen un contrato temporal los que peor lo están pasando, habiéndose incrementado las personas en exclusión.
Una crisis que no ha brotado por generación espontánea, que han provocado los que más tienen, los ricos, por su ambición y codicia, y que están padeciendo los que menos tienen, los pobres del mundo obrero.
A esta exposición, han seguido dos comunicaciones, una de Fidel Romero, director del Secretariado Diocesano de Migraciones, y otra de Josema, militante de la JOC, que han presentado la situación en la que se encuentran los inmigrantes y los jóvenes, especialmente los que se encuentran a nuestro alrededor, destapando que, detrás de las frías estadísticas y porcentajes, lo que hay son personas y familias que están sufriendo física y moralmente, y no pueden ser los chivos expiatorios de una situación que no han creado.
Se ha señalado, además, que la crisis no es sólo un problema técnico, que requiera sólo soluciones técnicas, sino que se trata de una crisis ética, de principios morales, sobre la que se ha ido construyendo la economía, nuestra sociedad y toda nuestra existencia, y que, junto al drama del sufrimiento y la desesperanza que está provocando, nuestras vidas, nuestros deseos y aspiraciones también se están construyendo desde esos mismos principios y constituye, por lo tanto, una amenaza para la calidad moral de nuestra convivencia. Por lo que, se ha indicado que es urgente, no solo refundar la vida social y la economía, sino nuestra propia humanidad.
En las actuales circunstancias no podemos ser neutrales, ni podemos ser indiferentes, la misma crisis económica nos está obligando a ser más conscientes de nuestra fe, y es importante la responsabilidad personal que estemos dispuestos a asumir, porque de ello depende que nuestra sociedad se haga en los próximos años más solidaria o más egoísta y desigual. No vale el pesimismo, la pasividad, o la indecisión cuando está en juego la dignidad de las personas.
Se trata de un auténtico desafío para el futuro para toda la humanidad, y esto “nos exige realizar una profunda revisión del modelo de desarrollo dominante, que es el que ha provocado esta situación, para tratar de corregirlo de una forma concertada y a largo plazo” como ya indicó Benedicto XVI, en la homilía del 1º de enero, y sentar las bases para un nuevo orden económico y social, con una economía mas humana y humanizante, tal y como se vislumbra en las perspectivas de la visión cristiana del hombre, adquiriendo compromisos personales, en las parroquias, y participando activamente en la sociedad.
Con la celebración de la Eucaristía con la comunidad parroquial de San Antón se ha expresado la esperanza que debe movernos a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de sociedad que sea más justo, más humano y más solidario, pidiendo a Jesús, el obrero de Nazaret, que sea nuestro guía, y oriente e ilumine el trabajo de cada día.

Elche, 21 de febrero, de 2009