Según el Protocolo de Palermo de las Naciones Unidas (del año 2.000), la trata de personas se define como la captación, el traslado, el transporte, la acogida o la recepción de una persona utilizando la violencia, amenazas, engaño, rapto, el abuso de poder o abuso de la situación de vulnerabilidad u otros elementos de coacción con el fin de someterla a explotación y lucrarse con su actividad.

Es una violación de derechos humanos que se manifiesta en la actualidad como un grave problema de carácter internacional. La trata se desenvuelve en el contexto de los actuales movimientos migratorios. Tiene lugar en todas las regiones del mundo y muchos países se ven afectados, ya sea como países de origen, de tránsito o de destino.  Es el tercer negocio ilícito más lucrativo tras el tráfico de drogas y de armas, sirviéndose de la explotación sexual o laboral entre otras formas.

El Papa, comprometido en la lucha contra la trata, ha declarado fervientemente su rechazo, como crimen de lesa humanidad, como la nueva esclavitud del Siglo XXI que atenaza la libertad y viola la dignidad de tantos hijos de Dios. Ha promovido la creación de redes de trabajo a nivel nacional e internacional, el apoyo y colaboración con entidades que atienden a las víctimas. Se han organizado encuentros en Roma de todas las entidades que en red luchan para erradicar la trata, con jueces y fiscales, alcaldes de determinadas ciudades, jóvenes, congregaciones religiosas, etc. Una de estas redes, el Grupo Santa Marta, organizó su tercer congreso el pasado mes de octubre en Roma, donde Francisco finalizó su audiencia con estas palabras:

El Papa agradeció toda la labor que realiza el Grupo Santa Marta y les animó “a proseguir en este compromiso”. Y añadió que “el Señor sabrá recompensar lo que se hace en favor de estos pequeños de la sociedad de hoy”, porque “Él ha dicho: ‘Tuve hambre… tuve sed…’ y me han ayudado. Hoy podría decir también: ‘Fui abusado, explotado, esclavizado…’ y me han auxiliado”.

Con esta motivación, el día 8 de febrero, Santa Josefina Bakhita, víctima de trata que después fue religiosa; toda la Iglesia está invitada a acordarse especialmente de las personas que son víctimas de la Trata de personas.

En nuestra diócesis el grupo eclesial contra la Trata, conformado por Oblatas, Adoratrices, Cáritas y el Secretariado de Migraciones, llevamos tiempo trabajando coordinadamente al respecto, y por ello os convocamos a la concienciación y oración con este motivo. Y de una manera especial, no solo el día 8 de febrero, sino también a la oración preparada para el día 17 de febrero a las 20.00h en la Parroquia de San Pedro de Playa San Juan. ¡Encendamos juntos una luz contra la Trata!