Esta mañana se ha celebrado en la Concatedral de San Nicolás de Alicante la Misa Crismal, una ceremonia presidida por el obispo diocesano, D. Jesús Murgui, en la que ha estado acompañado por los obispos eméritos de esta Diócesis, D. Rafael Palmero y D. Victorio Oliver y por el obispo Dionisio Lachovicz, visitador apostólico para los fieles ucranianos de rito bizantino residentes en Italia y España.
En ella se reúnen cada Lunes Santo por la mañana todos los sacerdotes de la Diócesis de Orihuela-Alicante para renovar sus promesas sacerdotales. También se han dado cita los diáconos y los seminaristas así como gran cantidad de laicos que han dotado de gran tradición y participación a esta celebración religiosa. Este año han asistido además, por sexto año consecutivo, escolares del Colegio Oratorio Festivo de Novelda. También se han sumado un grupo de alumnos de San José de Carolinas de Alicante y Lope de Vega de Benidorm.
Precisamente hacia los numerosos sacerdotes que se han congregado en la concatedral para renovar sus promesas ha dedicado buena parte de sus palabras monseñor Murgui animándoles a “ser portavoces de Cristo, enviados al mundo desvalido que pierde la fe, estando siempre al servicio de los que tienen el corazón herido”.
“Un verdadero pastor conoce las necesidades del ser humano lo que nos sitúa en la realidad. Sigamos pues anunciando la Iglesia servidora, que cura heridas. Y no le demos a Dios solo palabras porque el sacerdote hace su mejor homilía, por la vida, con un necesario realismo esperanzado, sobre todo entre las familias y los jóvenes” ha añadido el obispo diocesano.
“Sostener la esperanza y salir al camino de los que no vienen”es lo que el obispo de Orihuela-Alicante ha pedido especialmente hoy a sus presbíteros.
D. Jesús ha querido honrar también a aquellos que cumplen los 25, 50 y 60 años de sacerdocio.“Gracias por vuestra dedicación ya que seguís gastando vuestras vidas a favor de nuestra Diócesis” les ha dicho.
Por otro lado esta Misa adquiere un carácter muy especial ya que en ella el Sr Obispo consagra el Santo Crisma y bendice los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Dichos óleos han sido llevados en procesión solemne hasta el altar en tres ánforas para ser bendecidas después por Monseñor Jesús Murgui. Previamente todos los presbíteros congregados han renovado sus promesas sacerdotales reafirmando así su compromiso con Cristo y la Iglesia Universal.
La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa unción. Así se llama al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados. Con él también son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.