Ante la nueva Ley de Extranjería
 
«La Iglesia defiende el derecho a emigrar. Toda persona tiene derecho a salir de su tierra y buscar un porvenir mejor… y el de su familia.» (Conferencia Episcopal Española)
La Ley de Extranjería en España ha sido la más inestable y cambiada en los últimos diez años, al vaivén de los distintos gobiernos y de las situaciones económicas y sociales de cada momento.
Antes del 31 de Diciembre la Ley reformada tiene que estar aprobada.
En los primeros meses de 2010 se redactará y aprobará el nuevo Reglamento de aplicación de la Ley: se está trabajando ya en él. Es tan importante el Reglamento como la Ley, porque concreta cómo aplicarla.
No podemos perder esta oportunidad para manifestar la inalienable dignidad de la persona, reivindicar la necesidad de un trabajo digno, apoyar el derecho a vivir en familia, denunciar el recorte de derechos, estar cerca de quienes peor lo pasan, reclamar unas leyes integradoras, contribuir entre todos a construir un mundo como Dios manda.
«En cuanto a la respuesta de las administraciones públicas, las leyes de extranjería son, por regla general, restrictivas, a la defensiva y tendentes a priorizar los llamados ‘intereses na­cionales’, como la demanda interna de mano de obra, la llamada ‘seguridad nacional’… El trabajador extranjero puede convertirse en factor de equilibrio, en ‘colchón de la economía’ o en ‘ejército de reserva para la economía sumergida’ del país receptor, sometido a los vaivenes del mercado de trabajo». (Conferencia Episcopal Española, La Iglesia en España y los inmigrantes, 2007, pág.18).