El pasado fin de semana celebramos en el Seminario las fiestas en honor a nuestra patrona María Inmaculada. Después de una semana en la que varios sacerdotes de nuestra Diócesis alentaron a los seminaristas en su camino vocacional a ejemplo de la Virgen y bajo su intercesión, llegamos al momento culminante: La Vigilia y la Celebración de la Eucaristía en la Catedral.

La Vigilia de la Víspera de la Inmaculada estuvo presidida por nuestro Obispo D. Jesús. A la misma estaban convocados los seminaristas y sus familias, así como bienhechores y amigos del Seminario. Más de 350 personas pudimos vivir este entrañable encuentro de oración con la Santísima Virgen en el Salón de Actos del Seminario. El Obispo nos exhortó a decir al Señor como lo hizo María. En este acto también impuso la beca a los seminaristas que comienzan su segundo curso. Tras la Vigilia compartimos la cena, el tradicional festival y la emotiva serenata en las puertas del Seminario.

El día ocho por la mañana, nuevamente con nuestro Obispo, celebramos la Eucaristía en la Catedral. En la misma fue admitido como candidato a las Sagradas Órdenes un seminarista de cuarto curso de Estudios Eclesiásticos, lo que constituye un paso importante en su formación.

Destacamos, como hizo el Sr. Obispo, el buen ambiente que se respira actualmente en el Seminario. Signo de este buen ambiente son los frutos de las actividades vocacionales realizadas en este trimestre. Del Mariathón organizado por la Delegación de Enseñanza fueron más de 50 los niños que manifestaron interés por conocer el Seminario. La Convivencia Extraordinaria de Monaguillos nos trajo el regalo de 20 niños con inquietudes vocacionales. Se unen a estos frutos los 15 muchachos del Seminario en Familia y los 10 del Pre-Seminario, así como 5 jóvenes que desean acceder al Seminario Mayor en la actualidad.

Seguimos pidiendo a Dios y a la Virgen una nueva primavera de vocaciones sacerdotales.

 

El Rector y Formadores del Seminario Menor