El féretro del Obispo Emérito fue trasladado por la tarde a la Concatedral de San Nicolás de Alicante donde recibió sepultura en la nave central
 
El pasado jueves 16 de octubre tuvo lugar la misa funeral del que fuera Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante durante 35 años, D. Pablo Barrachina. En su despedida le acompañaron cientos de personas entre autoridades, sacerdotes, comunidades de religiosas, familiares y fieles.
 
La misa exequial daba comienzo a las 12:00 horas en la Catedral de Orihuela donde el cuerpo del obispo fallecido llegó el miércoles para la oración de los fieles. La ceremonia fue presidida por el Cardenal Arzobispo de Valencia, D. Agustín García Gasco, acompañado entre otros por el Obispo de Orihuela-Alicante, Monseñor Rafael Palmero, el cardenal D. Francisco Álvarez, los obispos D. Victorio Oliver, D. Francisco Cases y D. Jesús García Burillo. También se contó con la presencia de los Obispos de Castellón, Cartagena y Albacete y los Obispos Auxiliares de Valencia, D. Esteban Escudero y D. Enrique Benavent.
 
Entre las autoridades políticas destacó la presencia del Presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, el Delegado del Consell en Alicante, José Marín y la alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente.
 
En su homilía el Obispo Diocesano, Monseñor Rafael Palmero, destacó la fructífera trayectoria de D. Pablo Barrachina. Según sus palabras “ayudar, no dominar, ha sido el leitmotiv de caridad fraterna y solícita que este sacerdote, natural de Jérica, en Castellón, trasplantado como Obispo a Orihuela-Alicante, donde pronto echó raíces, ha prestado a nuestros mayores y sigue ofreciendo a quienes somos herederos hoy de una fortuna grande”.
 
Monseñor Palmero destacó también unas palabras que el obispo fallecido dejaba escritas en su testamento “Al llegar el Día, más grande para mí, de entregar mi alma al Creador, del definitivo nacimiento a la Vida, no me espanta el miedo, ni me oprime el temor sino que espero el perdón y la misericordia de mi Buen Dios. Porque el Señor fue Quien, desde hace decenios, puso en mi corazón ansias y hambre de la Plenitud de su Amor, y es Él el que ahora me está esperando a la otra orilla por su gracia, que no por mis méritos”.
 
El obispo diocesano finalizó la homilía leyendo el Mensaje que el Papa Benedicto XVI envió para la ocasión.
 
 El funeral terminó con las palabras de agradecimiento del Presidente del Cabildo de la Catedral de Orihuela, D. Ginés Ródenas.
 
A las 17:30 horas el féretro volvía a la Concatedral de San Nicolás para su inhumación en la nave central del templo a petición expresa del obispo fallecido en su testamento.