A LOS PROFESORES, FAMILIAS Y COLEGIOS DE ENSEÑANZA CATÓLICA

Quién nos iba a decir hace unas semanas en pleno Congreso Diocesano de Educación, entrañable y riquísimo acontecimiento para los numerosos docentes que en él se dieron cita, la situación que estamos viviendo y de la que ignoramos tantas cosas, a día de hoy, sobre su desenlace. Ante las presentes circunstancias, tan excepcionales y que de manera tan sorprendente han sobrevenido sobre nuestra sociedad y también sobre nuestras escuelas, deseamos transmitir nuestro aliento a todos los que formáis parte de la educación de los niños: padres, profesores y centros. También vemos importante poner en valor el gran esfuerzo que estáis realizando para continuar con la tarea educativa de los niños y los jóvenes, dentro de las circunstancias tan complejas en las que nos encontramos.

PROFESORES Y CENTROS

Animamos a nuestros colegios y a todos lo centros, que están continuando su labor educativa con los niños a pesar de todas dificultades que nos han sobrevenido, a proseguir en esta tarea con la ilusión, la esperanza y la creatividad que siempre los docentes ponéis en vuestro trabajo a fin de que los niños puedan continuar su formación de la manera más adecuada pese a la situación que vivimos.

Con toda responsabilidad y respeto a la salud pública, conforme se nos está recordando por parte de las autoridades, debemos mantenernos en activo con nuestra tarea mediante los medios y plataformas adecuados a las necesidades de nuestros alumnos y de sus familias, a fin de continuar su educación y formación en sus casas.

Damos las gracias a todos los centros y a todos los profesores por el gran esfuerzo que estáis llevando a cabo para adaptaros a esta situación tan delicada y nueva para no solo continuar la labor académica de los niños, sino también por la cercanía que estáis mostrando a todas las familias más allá de lo estrictamente académico.

En este aspecto todos los profesores de religión de nuestra diócesis, de la forma establecida desde vuestros centros, podéis llevar a cabo, como hacéis desde las aulas, una labor magnifica. Ayudando a los niños y familias a poner la mirada más allá de la dureza del momento que vivimos y alentando desde la Fe a una lectura creyente de esta situación, empleando todos los recursos que habéis elaborado y puesto a disposición de los alumnos.

AL SERVICIO DE LAS FAMILIAS.

A las familias os recordamos también en estos momentos de incertidumbre y preocupación para todos, que vuestros colegios y vuestra Iglesia os apoyan y continúan a vuestro servicio. Más que nunca, especialmente ahora, han de estar codo con codo familia y colegio. Juntos hemos de continuar ayudando en la educación de vuestros hijos, no sólo en sus deberes académicos sino también en aquello que sea necesario para mantener un sano equilibrio entre la tarea educativa cotidiana y la convivencia armoniosa en casa en este tiempo.

Sabemos el gran esfuerzo que estáis haciendo las familias para llevar a cabo las indicaciones que os dan desde los centros. Debemos tener en cuenta que el ritmo de trabajo de los niños no puede ser igual que en una situación de docencia presencial en las aulas. Se recomienda mantener las rutinas básicas en los niños, pero también evitar que estén hiperconectados todo el día, y evitar la ansiedad en las tareas, pues ahora los contenidos y tareas han de adaptarse a la situación de cada familia y las posibilidades reales que tenéis.

Es muy recomendable que, junto a las distintas materias que se están desarrollando, no olvidemos por parte de profesores y padres nutrir la dimensión espiritual. El centro os puede orientar con recursos para acompañar este tiempo en casa, también en la oración. Rezar a Dios, cuando la oración se adapta a cada nivel, es un gran apoyo en la tribulación y fuente de serenidad y seguridad, junto con otras formas sanas de ocupar el tiempo libre en la casa junto a los padres, hermanos y abuelos. Orar con los niños por los enfermos, los sanitarios, por sus familiares que quizás no pueden ver, por sus compañeros y amigos, generará en ellos un clima de comunión singular aunque nos les tengan presentes y les ayudará a ser solidarios con los que más lo necesitan ahora.

Sed pacientes y tened calma. Lo importante, que no debemos perder de vista, son las personas y sobre estas, tanto docentes como familias, ponemos nuestro interés.

Ahora los niños ven mermadas sus relaciones con el mundo exterior así como los momentos de expansión y juego junto a sus compañeros y amigos. Por ello, procuremos un clima distendido, de serenidad y seguridad, cultivando los hábitos cotidianos de trabajo sereno, convivencia, momentos de distensión y juegos dentro de las posibilidades de cada uno, así como la oración familiar y la lectura adaptada de buenos libros que pueden ayudar mucho a los niños y a la familia. Especialmente acojamos la palabra de Dios, y su presencia en medio de nuestras vidas, conscientes que Él no nos abandona.

Sabemos que para todos son momentos de preocupación por el presente y para muchos por el futuro. Seamos ejemplares en el cumplimento de las normativas que se nos van indicando por el bien de todos. Junto con la ayuda de Dios, que no nos ha de faltar, es el medio necesario para que esta situación se acorte en el tiempo y se vea paliado el dolor de nuestros hermanos. Vivamos las presentes circunstancias como oportunidad de crecer y madurar como personas, según Dios, y de mejorar como Humanidad.

No hace muchos días hemos celebrado a San José, hacia él, junto a la Virgen María, dirijamos nuestra mirada y nuestra oración. La Sagrada Familia donde Jesús niño crecía en “sabiduría” y “gracia” (Lc 2, 52), sea vuestro modelo de referencia para vivir con renovada ilusión, tanto familias como colegios, la vocación que os une, la de hacer crecer a vuestros hijos y alumnos en gracia y en sabiduría. Dios os ayude, especialmente en las presentes circunstancias.

Ánimo. Mi oración y bendición para todos.

 Jesús Murgui Soriano.

Obispo de Orihuela-Alicante.