En autobús y en tren. Así recorrerán los 800 kilómetros que hay de distancia entre Alicante y Lourdes (Francia) el medio millar de personas de todos los puntos de la provincia que viajarán del 5 al 11 de julio a la conocida gruta de la Virgen de Lourdes, cuna de fe y de devoción, por la que pasan al año 8 millones de personas. El jueves 5 de julio, salen los autobuses por la tarde desde distintos puntos de la Diócesis llegando a Lourdes el día 6, sobre las 7:00 h de la mañana. Hará lo propio el resto de la comitiva que viaja en tren desde Alicante siendo la salida el viernes 6 de julio, a las 7:35 horas de la mañana.

Sesenta años lleva partiendo de estas tierras la Hospitalidad de Lourdes de la Diócesis de Orihuela-Alicante en una peregrinación con gran tradición en la que participan unos 60 enfermos acompañados de voluntarios, miembros de la Hospitalidad, un equipo médico, enfermeros y enfermeras, sacerdotes e incluso el propio obispo diocesano, monseñor Jesús Murgui, que suele viajar todos los años con la comitiva. A ellos se suman en esta ocasión, y por segundo año consecutivo, un grupo de jóvenes de diferentes edades, que convocados por el Secretariado de Orientación Vocacional (SOV) se animan a vivir esta experiencia con el objetivo principal de acompañar, cuidar y ayudar a personas enfermas en su viaje de fe a Lourdes.

“Creo que es un momento donde se juntan muchas experiencias. Te encuentras con la Virgen de Lourdes, ayudas a los enfermos, tienes un tiempo de silencio y reflexión” explica el responsable de la Hospitalidad de Lourdes en la Diócesis de Orihuela-Alicante, David Dávila.Si preguntásemos a cada uno de los que peregrinan tendríamos un motivo diferente. Pero al final lo importante es el objetivo: ayudar y colaborar con los enfermos y enfermas” añade Dávila.

En definitiva, los participantes vivirán conjuntamente unos días de diversas actividades centradas en el acompañamiento a los enfermos, principal razón de ser de este viaje y de esta Hospitalidad conformada por unas 180 personas titulares en Alicante cuya misión principal es organizar todos los años esta peregrinación diocesana.

Es difícil valorar quien disfruta más de esta vivencia, si los enfermos o los acompañantes. “Creo que es algo recíproco. Muchos de los enfermos esperan durante todo el año la peregrinación ya que son días de cambios, de juntarse con amigos, de hacer nuevas amistades… Y para los acompañantes supone valorar lo que tenemos, ayudar a los que necesitan de ti. Y en este sentido es una experiencia totalmente recomendable para jóvenes y personas de todas las edades que sientan la vocación de ayudar y compartir su tiempo y vivencias con personas con todo tipo de enfermedades. Sin olvidar el encuentro allí con gente de todas las nacionalidades.  Es una auténtica riqueza la universalidad de este lugar” culmina David Dávila.