En estos momentos del día 7 de diciembre del año del Señor 2021, ya en las vísperas de la Solemnidad de la Purísima, cuando la liturgia de estos días pone ante nuestros ojos la figura de María, que ha sido desde antiguo el gozo de nuestro pueblo, quiero que resuenen estas palabras dirigidas a Ella por el Ángel, porque ella misma experimentó desde la Anunciación la alegría de Dios, que no abandona a sus hijos, que es fiel, los acompaña y está con ellos en toda necesidad y circunstancia.

Así quiero que resuenen estas palabras en lo más hondo de nuestra Iglesia Diocesana de Orihuela-Alicante, pues el Señor muestra su misericordia en este relevo episcopal, concediendo a nuestra Iglesia un nuevo pastor, Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, manifestando en el don de su persona y ministerio que Él sigue al frente de su pueblo, por medio del nuevo Obispo. De este modo nuestra Diócesis es testigo de un acontecimiento eclesial que sucede cada cierto tiempo: la Sucesión Apostólica de su pastor; una auténtica gracia de Dios a su Iglesia.

Dios no deja de proveer a sus hijos enviando pastores según su Corazón. Desde la toma de posesión de Mons. José Ignacio Munilla como Obispo diocesano, Orihuela- Alicante seguirá contando además, como en años anteriores, con dos obispos eméritos que la han servido consagrando sus vidas a la predicación, la santificación y el gobierno de esta porción del Pueblo de Dios, que les fue encomendada.

La experiencia nos dice que cada pastor nos deja su impronta personal, siempre en fidelidad a la Iglesia, y que acompaña a la Diócesis encomendada según los tiempos requieran y el Santo Padre oriente, para que el pastoreo y la evangelización sepan acoger las necesidades de cada momento.

Con ese ánimo, configurado por la gratitud a Dios que sigue cuidando de nuestra Diócesis en la Sucesión Apostólica, acogemos a Mons. José Ignacio Munilla, como quien viene en el nombre del Señor. Un pastor experimentado y probado, inteligente y decidido, que inició su servicio episcopal en Palencia, donde fue sucesor de nuestro querido y recordado Mons. Rafael Palmero, y que prosiguió en la Diócesis de San Sebastián, desde donde viene a nosotros. Le acogemos con los brazos abiertos, como corresponde a gente creyente hija de esta bendita tierra, abierta y acogedora, y que actuamos así, sobre todo por el aval decisivo que significa para nosotros que él es el que nos envía el Espíritu Santo por mano del Papa Francisco, Sucesor de San Pedro.

Bienvenido seas a la Iglesia de Orihuela-Alicante, rica de carismas y muy viva; muy cuidada por sucesivos obispos, en armonía y continuidad entre ellos y muy

centrados en la Nueva Evangelización proclamada por San Juan Pablo II y continuada por los pontífices siguientes: Benedicto XVI y Papa Francisco. Una Diócesis implicada en procesos evangelizadores orientados a la infancia, la juventud, la familia, la educación, la formación y el relevo generacional de sus agentes de pastoral, así como sensible en su acción caritativa y social a las presentes circunstancias, y comprometida en rehacer el tejido de nuestras comunidades cristianas, afectadas por la presente pandemia, recentrándolas en la Eucaristía, en el encuentro con Cristo como camino e la misión.

Una Diócesis en la que encontrarás magníficos colaboradores en el Colegio de Consultores y miembros de los distintos anteriores Consejos, en los delegados y arciprestes, personal de la Curia, los servicios e instituciones diocesanas, los colegios y movimientos, en la fecunda religiosidad popular y, sobre todo, en la vida de las parroquias y comunidades. Una rica vida diocesana solo posible por el buen hacer de sus sacerdotes, la presencia de la vida consagrada, incluida la contemplativa, y la de un laicado muy creciente en su concienciación, participación y compromiso.

Con todo ello, con mi gratitud total a Dios porque me ha concedido el don de poder servirle en esta entrañable Diócesis de Orihuela-Alicante durante más de nueve años, con mi gratitud a todos los colaboradores que he mencionado, y que me han sostenido y acompañado en todo este bendito tiempo; quiero dejar patente que me produce una profunda satisfacción en el Señor el nombramiento de Mons. José Ignacio Munilla, pues creo que va a representar muy bien en Orihuela-Alicante a Jesucristo, Buen Pastor. Por ello os pido a los diocesanos que lo recibamos como un pueblo bien dispuesto, con ojos de fe, con los que siempre hay que ver y situarse ante la vida de la Iglesia; y rezando por él y arropándole y secundándole, desde el inicio, en su ministerio.

Hermano José Ignacio, bienvenido, gracias. ¡Dios te bendiga!

Jesús Murgui Soriano.

Administrador Apostólico de Orihuela-Alicante